Un chimpancé de 12 años de edad fue enviado a un santuario en Sao Paulo, Brasil, luego de que defensores de los derechos de los animales lo descubrieron fumando cigarrillos.
El espécimen, llamado Omega, fumaba para entretener a los visitantes de un zoológico.
Omega adquirió el hábito cuando era usado en un restaurante local para divertir a los visitantes y ahí se le enseñó a fumar y a servir agua a los clientes.
Cuando creció y se hizo demasiado fuerte, fue enviado a un zoológico, donde vivió por 10 años en una jaula de 40 metros cuadrados.
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